Nuestro sitio web utiliza cookies para mejorar y personalizar su experiencia y para mostrar anuncios (si los hay). Nuestro sitio web también puede incluir cookies de terceros como Google Adsense, Google Analytics, Youtube. Al usar el sitio web, usted consiente el uso de cookies. Hemos actualizado nuestra Política de Privacidad. Por favor, haga clic en el botón para consultar nuestra Política de Privacidad.

Déficit de Conexión Ganadera supera los US$ 250 millones y se reduce el dinero a recuperar por los inversores

https://imgs.elpais.com.uy/dims4/default/a1c1b3e/2147483647/strip/false/crop/5120x3409+0+2/resize/1200x799!/quality/90/?url=httpsel-pais-uruguay-production-web.s3.us-east-1.amazonaws.combrightspot94581fde57364376aa954c72948fcaa4remate.jpeg

El déficit económico de Conexión Ganadera, empresa vinculada al rubro agropecuario, ha superado los 250 millones de dólares, lo que representa una de las crisis financieras más significativas del sector en los últimos años. La magnitud del pasivo ha generado preocupación tanto entre inversionistas como en las autoridades reguladoras, dado que las posibilidades de recuperar los fondos invertidos se reducen considerablemente con el avance de la investigación contable y jurídica en curso.

Conexión Ganadera había ofrecido un modelo de inversión en ganado que permitía a particulares y empresas participar en el negocio ganadero sin necesidad de involucrarse directamente en las tareas de campo. El sistema prometía rendimientos atractivos en plazos definidos, mediante la compra de ganado en sistemas de producción tercerizados, administrados por la empresa. Durante años, este modelo atrajo a cientos de inversores locales e internacionales que confiaron en los informes y garantías que ofrecía la firma.

Sin embargo, en los últimos meses, tras la intervención de auditorías externas y con el inicio de procesos judiciales, se ha confirmado que los activos disponibles no alcanzan para cubrir la magnitud de las obligaciones contraídas. De acuerdo con las estimaciones actualizadas, el total de ganado registrado es muy inferior al necesario para respaldar las inversiones comprometidas. Además, existen múltiples inconsistencias entre los contratos firmados y los animales efectivamente presentes en los campos.

Los informes preliminares de los peritos contables designados revelan que el desbalance se debe, en parte, a una operativa financiera que fue ganando complejidad y riesgo, sin el debido respaldo documental ni control técnico. A esto se suma una presunta mala gestión en la rotación del ganado, así como en la administración de fondos líquidos derivados de las ventas. A medida que los pasivos superan ampliamente a los activos, se diluye la expectativa de reembolso total para los más de mil inversores afectados.

La situación también ha derivado en causas penales por presunta estafa, apropiación indebida y falsificación documental. Los principales responsables de la firma han sido llamados a declarar ante la Justicia, mientras se busca esclarecer el destino de los fondos y el estado real de los bienes de la empresa. En paralelo, la fiscalía y organismos estatales especializados analizan el posible incumplimiento de normativas vinculadas a la captación de inversión pública, lo que podría derivar en sanciones adicionales.

Desde las agrupaciones de afectados se han empezado a coordinar iniciativas conjuntas con apoyo jurídico, con el fin de promover acciones que posibiliten inmovilizar propiedades, localizar los recursos de los culpables y establecer procedimientos para recuperar patrimonio. Sin embargo, ciertos expertos legales señalan que las oportunidades de compensación son reducidas, sobre todo si el dinero ha sido enviado al extranjero o diluido en complicadas estructuras financieras.

El efecto del caso va más allá del área legal. Diferentes voces dentro del sector agrícola y financiero han mostrado inquietud por el daño en la reputación que puede causar una situación como esta. En especial, les preocupa que la falta de confianza perjudique proyectos legítimos de inversión productiva en el país, sobre todo aquellos que se desarrollan mediante métodos no convencionales.

Frente a este panorama, se intensifica el debate sobre la necesidad de una regulación más estricta de los esquemas de inversión que operan fuera del sistema bancario. Algunos legisladores han planteado la urgencia de revisar el marco normativo para que empresas que gestionan dinero de terceros estén sujetas a controles más rigurosos por parte del Estado.

Mientras tanto, los afectados esperan que las instancias judiciales avancen con celeridad, que se determinen responsabilidades y que, en la medida de lo posible, se recuperen parte de los recursos comprometidos. El caso Conexión Ganadera se ha convertido en un ejemplo paradigmático de los riesgos asociados a la falta de supervisión en esquemas de inversión complejos, y marca un punto de inflexión en la relación entre el capital privado y el negocio agropecuario en el país.

Por Otilia Adame Luevano