El Ejecutivo ha introducido un plan de ley que sugiere el establecimiento de una Universidad Nacional de la Educación (UNED) con un sistema de cogestión, una iniciativa que ha despertado fervientes discusiones entre el gobierno y la oposición. La propuesta, remitida al Parlamento para su consideración, intenta modificar el sistema vigente de preparación docente a través de la creación de una entidad universitaria autónoma y estatal, con personalidad jurídica y atribuciones independientes.
La propuesta sugiere que la UNED se estructure como una entidad universitaria de ámbito estatal, con independencia académica, administrativa y financiera, similar a otras universidades públicas del país. Uno de sus principales propósitos es fortalecer la formación docente como una disciplina universitaria, incentivando la investigación, la extensión y la innovación educativa en armonía con el sistema educativo nacional.
Uno de los aspectos más relevantes del proyecto es su estructura de cogobierno. Esta modalidad incluye la participación de docentes, estudiantes y egresados en los órganos de conducción de la universidad, un esquema similar al de la Universidad de la República (Udelar). El gobierno universitario se organizaría en torno a un Consejo Directivo Central, Consejos de Facultad y órganos ejecutivos, donde se garantizaría la representación proporcional de los diferentes órdenes. Asimismo, se establece la elección de un rector y decanos mediante mecanismos democráticos internos.
De acuerdo con los argumentos presentados en el proyecto, establecer esta universidad ayudaría a compensar un déficit histórico en la educación para docentes, que ha sido ofrecida en su mayoría por instituciones no universitarias como los Centros Regionales de Profesores (CERP) o el Instituto de Profesores Artigas (IPA). La iniciativa busca mejorar el nivel académico de la enseñanza mediante programas universitarios de grado, posgrado y desarrollo profesional continuo.
El escrito también contempla la incorporación de los actuales centros de formación docente a esta nueva universidad, los cuales serían reorganizados conforme a las nuevas estructuras universitarias. Se anticipa que las primeras carreras inicien sus actividades una vez que la institución esté formalmente establecida y disponga de las acreditaciones necesarias.
No obstante, la propuesta no ha estado exenta de cuestionamientos. Legisladores y dirigentes de la oposición han señalado que el proyecto incurre en deficiencias técnicas y conceptuales. Algunos críticos consideran que la creación de una nueva universidad no debería realizarse sin antes establecer un amplio consenso nacional sobre el modelo educativo. También se ha planteado que la estructura propuesta podría generar superposiciones con la oferta existente de formación docente en la Universidad de la República y otros centros privados.
Además, sectores políticos y académicos han advertido sobre el riesgo de politización en el cogobierno, argumentando que este tipo de estructuras podría dificultar la toma de decisiones eficaces en contextos de conflicto. A su vez, han cuestionado el impacto presupuestal de la medida, ya que implicaría una importante inversión inicial y un sostenimiento financiero permanente por parte del Estado.
A pesar de estas objeciones, el oficialismo ha resaltado el proyecto como una propuesta innovadora que pretende elevar el nivel de la carrera docente y actualizar la educación del país. Portavoces del Ejecutivo han enfatizado que la UNED operará en coordinación con el sistema educativo en general, y que la independencia universitaria será fundamental para asegurar la excelencia académica y la libertad de enseñanza.
El proyecto ha sido enviado a las comisiones del Parlamento pertinentes, donde se anticipa que empezará una serie de consultas con especialistas, autoridades en educación y representantes de la sociedad civil. Se prevé que el debate en el Parlamento sea largo y lleno de discusiones ideológicas, debido a la naturaleza estructural de la propuesta.
En un país donde la educación ha sido históricamente un terreno de fuertes consensos pero también de agudas diferencias políticas, la iniciativa de crear una Universidad Nacional de la Educación podría marcar un antes y un después en la formación de los futuros docentes. La aprobación o rechazo del proyecto dependerá del equilibrio político en ambas cámaras legislativas y de la capacidad de diálogo entre los distintos actores involucrados.