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Brecha de precios entre Uruguay y Brasil aumenta hasta el 300% en ciertos productos

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La variación de precios entre Uruguay y Brasil sigue aumentando, causando un fenómeno de compras fronterizas que se incrementa con el tiempo. Esta circunstancia ha provocado inquietud entre los vendedores y productores uruguayos, particularmente en las zonas limítrofes, donde el continuo movimiento de consumidores hacia el territorio brasileño en busca de artículos más baratos desafía a la economía local.

El asunto no es reciente, pero ha ganado más atención a causa del aumento constante en la diferencia de precios, que en ciertos casos excede el 300%. Artículos básicos para el día a día como productos lácteos, elementos de higiene personal, combustibles, carnes, galletas, pastas y productos de limpieza muestran variaciones notables al comparar los precios en supermercados de Rivera, en Uruguay, y Santana do Livramento, en Brasil, localidades que comparten una frontera seca.

El incremento del diferencial de precios obedece a varios factores, entre ellos la evolución de los tipos de cambio. Mientras la inflación se mantiene relativamente contenida en Brasil y el real ha experimentado una depreciación frente al dólar, en Uruguay el peso continúa apreciándose, lo que encarece los productos nacionales en comparación con los brasileños. A ello se suma una presión tributaria más elevada en territorio uruguayo, lo que impacta directamente en los costos de producción y en los precios al consumidor.

Las diferencias más marcadas se observan en productos que requieren menos regulaciones para su ingreso al país. Por ejemplo, un litro de leche puede costar hasta tres veces menos en Brasil. Algo similar ocurre con el aceite, los fideos y otros alimentos no perecederos. La brecha también se percibe en productos de limpieza y cuidado personal, donde la diferencia alcanza el 150% o más.

Este acontecimiento ha provocado una auténtica migración de clientes hacia el país colindante, especialmente los fines de semana, cuando las áreas comerciales de Santana do Livramento se ven abarrotadas de uruguayos que cruzan la frontera para comprar. Los vendedores brasileños informan de un notable incremento en sus ventas, mientras que en el lado uruguayo los negocios sufren una disminución en sus ingresos y algunas tiendas ya han cerrado sus puertas.

Los empresarios y cámaras comerciales del norte uruguayo han elevado su voz de alerta, solicitando al gobierno medidas urgentes que compensen la pérdida de competitividad. Entre las propuestas se incluyen rebajas impositivas, subsidios o un régimen diferencial para las zonas de frontera. También se plantean campañas de incentivo al consumo local y mayor fiscalización del ingreso de mercadería brasileña, que muchas veces entra en cantidades que exceden el consumo personal y termina siendo revendida de forma informal.

A escala gubernamental, aunque se ha identificado el problema, las soluciones todavía no se han materializado. Las autoridades han declarado que están vigilando la situación y considerando mecanismos de apoyo para los sectores más perjudicados. No obstante, en el futuro cercano, no se anticipan modificaciones estructurales que puedan estabilizar los precios.

La situación también tiene efectos colaterales. En primer lugar, representa una merma en la recaudación impositiva nacional, ya que muchas compras realizadas en Brasil no tributan en Uruguay. Además, pone en riesgo el empleo en el comercio local, especialmente en ciudades donde la economía depende en gran medida de las ventas minoristas.

En este contexto, la situación continúa siendo complicada para los vendedores uruguayos situados en la frontera. Hasta que no se adopten acciones que incrementen la competitividad interna o se ajusten los desequilibrios fiscales y de cambio, la disparidad de precios continuará atrayendo a los compradores hacia la nación vecina, intensificando un proceso que cuestiona la viabilidad económica de las regiones colindantes.

Por Otilia Adame Luevano