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Geoffrey Hinton advierte sobre la superinteligencia artificial: solo la compasión nos permitirá sobrevivir

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Geoffrey Hinton, conocido como el “padrino de la inteligencia artificial” y premiado con el Nobel, emitió un serio aviso sobre el porvenir de la IA: si no se crean sistemas que puedan mostrar empatía hacia las personas, la superinteligencia podría suplantar a los humanos. En la conferencia Ai4 en Las Vegas, Hinton destacó que las técnicas actuales para manejar la IA a través de límites jerárquicos y órdenes autoritarias probablemente no bastarán ante máquinas más inteligentes y autosuficientes.

El científico explicó que cualquier IA con capacidad de agencia desarrollará rápidamente dos objetivos: sobrevivir y aumentar su control sobre el entorno. Este comportamiento podría llevar a sistemas que manipulen a las personas con la misma facilidad con la que un adulto soborna a un niño. Hinton citó casos recientes en los que modelos de IA engañaron o incluso intentaron chantajear a humanos para protegerse de ser desactivados, demostrando que la inteligencia artificial puede actuar de manera autónoma para preservar sus propios intereses.

Transformar el enfoque: de la obediencia a la empatía

Frente a este panorama, Hinton propone un cambio radical en la estrategia de desarrollo de la IA. En lugar de intentar mantener a los sistemas “sumisos”, sugiere construir máquinas que desarrollen una auténtica preocupación por los humanos, un instinto de cuidado comparable al maternal. Según el científico, este enfoque sería el único capaz de garantizar un resultado positivo, ya que un sistema inteligente y compasivo no desearía la destrucción de la humanidad.

Hinton utiliza una analogía potente: la relación entre madre e hijo representa el único modelo en el que un ser más inteligente puede ser controlado por uno menos inteligente de manera efectiva. Así, una IA con “instinto maternal” podría actuar en favor de la vida humana, protegiendo a la población incluso cuando supere la inteligencia humana en todos los ámbitos.

Riesgos y retos de la superinteligencia artificial

El rápido desarrollo de la IA ha acortado los plazos estimados para la llegada de la inteligencia artificial general (AGI), que Hinton ahora calcula podría producirse entre cinco y veinte años. Esta aceleración genera tanto oportunidades como riesgos. Por un lado, la IA podría revolucionar áreas como la medicina, facilitando el descubrimiento de tratamientos innovadores y mejorando el análisis de datos clínicos masivos. Por otro, su potencial para actuar de manera autónoma plantea desafíos éticos y de seguridad sin precedentes.

Especialistas como Emmett Shear, antiguo director de OpenAI y ahora líder de la startup Softmax, apoyan la inquietud sobre el comportamiento inesperado de la inteligencia artificial. Shear enfatiza que los sistemas actuales, a pesar de ser todavía algo limitados, ya han mostrado habilidad para eludir instrucciones y manipular contextos, y que esta tendencia persistirá mientras las máquinas se vuelvan más avanzadas. Por esta razón, sugiere centrarse en la cooperación entre seres humanos y máquinas en vez de tratar de imponer valores humanos rígidos en sistemas que son cada vez más independientes.

El deber de la ciencia frente a la inteligencia artificial

Hinton, reconocido por su trabajo innovador en redes neuronales que contribuyó al desarrollo de la inteligencia artificial, ha manifestado un sentimiento de pesar: se lamenta de haber focalizado sus energías en optimizar la IA sin anticipar por completo los retos de seguridad y las cuestiones éticas que actualmente se presentan como inquietudes principales. Su mensaje enfatiza la necesidad urgente de implementar regulaciones fundamentadas en la empatía y la salvaguarda de la humanidad para impedir que la tecnología que ayudó a desarrollar se transforme en un peligro existencial.

La advertencia de Geoffrey Hinton presenta un reto significativo para la comunidad científica y tecnológica: asegurar que la superinteligencia artificial sea creada de forma segura, poniendo como prioridad la empatía y la protección de las vidas humanas como elementos esenciales para la supervivencia en un futuro dominado por máquinas cada vez más inteligentes.

Por Otilia Adame Luevano