El martes pasado, en Río de Janeiro, Brasil, el Mercado Común del Sur (Mercosur) y la Asociación Europea de Libre Comercio (EFTA) suscribieron un tratado comercial histórico. Este pacto abarca a ocho naciones y pretende liberar el comercio para más del 97% de las exportaciones de ambos grupos, formando un mercado único con un PIB combinado que supera los 4.3 billones de dólares, fortaleciendo las normas de colaboración internacional.
Tras ocho años de negociaciones, el pacto fue suscrito en el Palacio de Itamaraty por los cancilleres de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, y los representantes de Islandia, Liechtenstein, Noruega y Suiza. El tratado creará un área de libre comercio que abarca a casi 300 millones de personas, con el objetivo de incrementar el comercio bilateral y generar ventajas para empresas y consumidores.
Mario Lubetkin, ministro de Relaciones Exteriores de Uruguay, calificó el tratado como una “verdadera alianza estratégica” y destacó su importancia en un contexto global complejo. “Los conflictos geopolíticos están erosionando las reglas multilaterales de larga data”, afirmó Lubetkin, señalando que la firma del documento es un testimonio de “cooperación, diálogo y comercio basado en reglas claras”.
El ministro de Relaciones Exteriores de Uruguay expresó su gratitud a Suiza y Argentina por actuar como líderes en la fase final de los diálogos. Además, reconoció el “pragmatismo y fuerte dedicación” de Brasil, Paraguay y a los demás miembros de la EFTA por superar los desafíos durante el desarrollo. Conforme al acuerdo, la EFTA abolirá el 100% de los impuestos sobre bienes industriales y de pesca provenientes de Mercosur al entrar en vigor, mientras que el grupo sudamericano lo hará progresivamente en un periodo de hasta quince años para la mayoría de los artículos.
Para que el tratado sea efectivo, ahora requiere la ratificación de los parlamentos de todos los Estados que forman parte del Mercosur y de la EFTA. Lubetkin destacó la relevancia de transmitir las ventajas del acuerdo a los empresarios y a la comunidad civil para garantizar su apoyo.
Finalmente, el ministro uruguayo reafirmó el compromiso de su país con los objetivos compartidos del acuerdo, que según sus palabras, “finalmente serán en beneficio de los ciudadanos de cada uno de estos países”.