La habilidad de los sistemas terrestres en Europa para absorber dióxido de carbono ha decaído de forma alarmante, poniendo en riesgo el cumplimiento de las metas climáticas del continente. De acuerdo con un reciente informe de la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA), la reducción del almacenamiento de carbono que proporcionan los bosques y las tierras del continente cuestiona los objetivos climáticos fijados por la Unión Europea para lograr la neutralidad climática en 2050. Aunque hay este retroceso, el informe resalta que, si se adoptan políticas efectivas y consistentes, el sector de los usos del suelo y la silvicultura (LULUCF, por sus siglas en inglés) sigue siendo fundamental en la lucha contra el cambio climático.
La AEMA destaca que, en 2023, el sector LULUCF funcionó como un sumidero neto de 198 millones de toneladas de CO₂ equivalente, lo que representó aproximadamente el 6% de las emisiones de gases de efecto invernadero de la Unión Europea. Sin embargo, esta capacidad ha disminuido un 30% de media anual entre 2014 y 2023 en comparación con la década anterior. Las causas de este deterioro son múltiples y están estrechamente interrelacionadas, incluyendo la madurez de las masas forestales, el incremento de las talas (motivadas por razones económicas y políticas) y, de manera significativa, el impacto creciente del cambio climático, que ha generado incendios forestales más devastadores, sequías prolongadas y plagas más intensas.
Un sector clave para alcanzar la neutralidad climática
A pesar de la caída en la capacidad de absorción de carbono, la AEMA afirma que el sector LULUCF sigue siendo fundamental en la lucha por mitigar el cambio climático. De hecho, en 2023, la Unión Europea adoptó por primera vez un objetivo específico para la absorción de carbono en este sector, confiando en que su capacidad podría desempeñar un papel esencial en las eliminaciones netas de carbono a corto plazo.
El reporte señala diversas acciones que podrían restaurar y potenciar la función de los ecosistemas en la captación de carbono. Dentro de estas medidas se incluyen:
- Prevenir la degradación de turberas y proteger las reservas de carbono actuales: las turberas son cruciales para el almacenamiento de carbono, y su preservación es vital para combatir el cambio climático.
- Recuperar ecosistemas dañados y optimizar la gestión de bosques, cultivos y pastos: una gestión eficaz de estos ecosistemas puede mejorar notablemente su capacidad para absorber carbono.
- Promover la plantación de árboles en nuevos bosques, sistemas agroforestales y áreas urbanas: ampliar las zonas verdes es una táctica esencial para aumentar la captura de carbono.
- Fomentar el uso de biomasa en productos duraderos y de alto valor: materiales de construcción, para asegurar que el carbono se retenga por periodos más largos.
Estas estrategias no solo contribuirían a mitigar el cambio climático, sino que también generarían beneficios adicionales, como el fomento de la biodiversidad, la mejora de la calidad del agua y del suelo, la adaptación a los impactos del calentamiento global y el impulso a la economía rural.
Dificultades invisibles y urgencia de actuar en equipo
A pesar de las soluciones existentes, la AEMA señala que su aplicación enfrenta varios desafíos. Entre los más importantes están las políticas inconsistentes a nivel nacional y la ausencia de incentivos financieros adecuados para los proyectos de conservación y restauración de ecosistemas. Además, la incertidumbre en los datos sobre las emisiones y absorciones de carbono continúa siendo un obstáculo significativo. Según la AEMA, el monitoreo y la notificación de estos datos en el sector LULUCF son algunos de los más imprecisos y complejos de evaluar en todos los sectores, lo que complica la creación de políticas efectivas.
Sin embargo, los Estados miembros han demostrado su dedicación para mejorar la precisión de los datos en esta área, un paso esencial para desarrollar políticas más sólidas y coherentes que optimicen el potencial de los ecosistemas como reservorios de carbono.
Necesidad de acción conjunta para lograr la neutralidad climática
El reporte finaliza con una petición apremiante para una acción conjunta entre los gobiernos, las compañías y la comunidad civil. Para alcanzar la neutralidad en carbono para 2050, no es suficiente disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero; también se debe maximizar la capacidad de los ecosistemas terrestres para absorber carbono. Este procedimiento debe realizarse de forma consistente y en gran magnitud, sin pasar por alto los beneficios adicionales que una gestión adecuada del territorio puede proporcionar en cuanto a resiliencia ecológica y progreso económico en áreas rurales.
En conclusión, proteger y rehabilitar los entornos naturales en Europa es fundamental en la lucha contra el cambio climático. Aunque resulta alarmante que los bosques hayan disminuido su capacidad de absorber carbono, aún tenemos la oportunidad de cambiar este rumbo y potenciar su aporte al combate climático. Para lograrlo, es esencial implementar políticas consistentes, proveer los recursos adecuados y promover acciones conjuntas entre todos los participantes. La oportunidad para actuar no se ha cerrado, pero se necesita un esfuerzo inmediato y coordinado para alcanzar los objetivos climáticos de la Unión Europea.