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Uruguay dialoga país por país para evitar más rechazos de su pasaporte

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El gobierno uruguayo ha intensificado las gestiones diplomáticas tras el rechazo del nuevo modelo de pasaporte por parte de Alemania y Francia. El motivo del impasse internacional radica en la eliminación del lugar de nacimiento en el documento de viaje emitido a partir del 15 de abril, lo cual ha generado cuestionamientos sobre su validez en determinadas jurisdicciones.

Con la intención de impedir que esta circunstancia se reproduzca en otros lugares, los encargados han iniciado una comunicación individualizada, detallando los motivos de las modificaciones realizadas y tratando de garantizar que el documento sea completamente aceptado por las entidades migratorias de otros países. El Ministerio de Relaciones Exteriores y el Ministerio del Interior están trabajando en una estrategia común para abordar el aumento de inquietudes entre los ciudadanos, especialmente aquellos que tienen planeado viajar a Europa.

El nuevo diseño del pasaporte fue pensado para unificar el tratamiento de ciudadanos nativos y naturalizados, eliminando distinciones que, hasta abril, afectaban principalmente a los segundos. En particular, los pasaportes de uruguayos naturalizados solían consignar como “nacionalidad” el país de nacimiento, lo cual provocaba que varios de ellos fueran tratados como ciudadanos extranjeros, incluso cuando ya habían adquirido la nacionalidad uruguaya. Esta situación generaba múltiples obstáculos en fronteras y embajadas, donde se les exigía visa por su nacionalidad original, aun cuando su documento indicaba su ciudadanía uruguaya.

La solución adoptada por el gobierno consistió en uniformar la información: todos los pasaportes comenzaron a mostrar “nacionalidad/ciudadanía: URY”, sin distinguir entre nativos o naturalizados. Además, se decidió suprimir el lugar de nacimiento, considerado un dato opcional según las recomendaciones de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI).

A pesar de las alteraciones, algunos países expresaron sus objeciones. Alemania fue el pionero en declarar que no admitiría los pasaportes uruguayos actualizados para asuntos de entrada o visado. Poco tiempo después, Francia adoptó una posición más incierta: aunque no vetó la entrada de visitantes uruguayos, suspendió provisionalmente la aceptación de solicitudes de visa de larga duración mientras examinaba el contenido del nuevo pasaporte.

La oficina de relaciones exteriores de Uruguay respondió sin demora, llamando a los embajadores de las dos naciones para pedir aclaraciones y sugerir vías de resolución. Al mismo tiempo, se comenzaron conversaciones con funcionarios migratorios de distintas naciones europeas para prevenir consecuencias en cadena. El objetivo principal es asegurar que el recientemente emitido pasaporte continúe siendo reconocido internacionalmente, como lo ha sido siempre, permitiendo la entrada sin necesidad de visado a más de 150 países.


El gobierno ha insinuado una apertura a realizar modificaciones si se considera necesario, aunque ha respaldado la legalidad y legitimidad del documento conforme a las normas internacionales. Internamente, también se ha comenzado una evaluación de los procesos para ofrecer soluciones rápidas de reemisión a los ciudadanos perjudicados, especialmente a aquellos que deben viajar en las próximas semanas.


Organizaciones vinculadas a derechos civiles y expertos en documentación internacional han respaldado la reforma, al considerar que corrige una práctica discriminatoria y alinea el sistema de identificación con criterios modernos de igualdad. La supresión del lugar de nacimiento y la unificación del criterio de ciudadanía permitirán que todos los uruguayos sean reconocidos como tales, sin importar su origen.

El capítulo evidencia las dificultades que afrontan las naciones al actualizar sus sistemas de documentación, particularmente cuando estos abarcan temas delicados de identidad nacional y normas internacionales. Igualmente, muestra cómo los marcos legales no siempre son acordes con las demandas operacionales de los sistemas migratorios a nivel mundial.

Mientras continúan las conversaciones diplomáticas con Alemania y Francia, Uruguay avanza con una política exterior basada en el respeto mutuo, el diálogo técnico y la defensa de los derechos de sus ciudadanos. El objetivo inmediato es restaurar la plena operatividad de su pasaporte, pero también proyectar una imagen de país que innova en sus políticas públicas sin comprometer su credibilidad internacional.

Por Otilia Adame Luevano